La pregunta surge para abrir un debate sobre si el ser humano, los gobiernos y los líderes mundiales tienen como prioridad implementar nuevos modelos de desarrollo en los que el impacto ambiental sea mínimo y los recursos naturales se optimicen de la mejor manera.
Y es que los acuerdos o tratados para luchar contra los fenómenos como el calentamiento global, «El Niño», o los devastadores huracanes van por un lado, mientras que las propuestas para reinventar un nuevo orden van por otro.
En este punto la arquitectura juega un papel fundamental, pues se trata de ir desde lo más pequeño (una vivienda o una urbanización) hasta lo más grande, que abarca las corporaciones y las grandes industrias.
Condiciones climáticas
Uno de los principios de la arquitectura sostenible es que se realiza considerando las condiciones climáticas y los ecosistemas donde se construirán las viviendas o edificios, con el propósito de alcanzar un máximo rendimiento con el menor impacto ambiental posible.
Hay naciones que ya obligan a los constructores con regulaciones para que sus obras sean de tecnología verde o arquitectura verde. Esto quiere decir que muchas de estas estructuras producen su propia energía renovable, y solo una parte de sus instalaciones funciona con energía tradicional, conectados al sistema.
A medida que el consumo en el mundo se incrementa, también aumenta la necesidad de emplear recursos naturales para la convivencia.
Llevar a cabo un proceso de reingeniería desde los hogares hasta las edificaciones más grandes sería un verdadero reto.
Apuestas empresariales sostenibles
Hay apuestas de países tradicionalmente petroleros que están interesados en migrar su negocio a las energías limpias. Uno de ellos es Arabia Saudita con su plan 2030, con el que desean alcanzar un nuevo nivel en el empleo de las energías renovables.
En este país se desarrolla uno de los complejos empresariales más importantes del mundo: la Ciudad Económica Rey Abdullah.
Un proyecto que se inició en el 2005 y que es todo un ejemplo, ya que se basa en el uso generalizado de las energías verdes para el funcionamiento de los hogares, sin emplear una sola gota de petróleo.
Esto con relación a las viviendas, ya que el tema de los autos es más sensible en los países que ya tienen una fecha tope para el uso de vehículos a gasolina.
Evidentemente, el mundo está cambiando su forma de pensar. Pero aún queda espacio para otra pregunta: ¿Lo habrá hecho demasiado tarde?