El Hotel Teufelhof (Der Teufelhof Basel) localizado en Basilea, Alemania es una de las recientes restauraciones del arquitecto Hans Pösinger.

La difícil combinación entre arquitectura, diseño de interiores y arte. Esta es una de las experiencias que ha tentado a un buen número de autores actuales. En el presente caso, además, los ambiciosos propósitos se extienden a campos que inciden sobre las necesidades vitales del ser humano: comer dormir o descansar.

Hans Pösinger ha sido el encargado de dar forma a estas insólitas aspiraciones. El resultado final es una residencia-restaurante-teatro, el Teufelhof. Este intenta definirse como un hotel del arte, desvinculando la manifestación artística del terreno de la contemplación y llevándola al de la actuación. Así el individuo podrá disfrutar de una experiencia mágica. Experiencia que anteriormente estaba confinada a museos y galerías. Ahora se puede saborear dentro de  su propio ámbito vital en una dimensión más cercana.

La labor de Hans Pösinger al enfrentarse a este proyecto consistió, por una parte, en rehabilitar las antiguas estructuras. Todo esto para devolverles su esplendor original dentro del tejido ciudadano. Por otra parte, era necesario crear en el interior una organización de áreas funcionales. Las cuales correspondiera con precisión al amplio programa previsto.

Para conseguir tales propósitos, el arquitecto tuvo que amoldarse a los objetivos exigidos por sus clientes. En primer lugar, concentrar en un lugar polivalente el interés por la gastronomía, el teatro y las bellas artes. Al mismo tiempo establecer una serie de áreas con posibilidades de celebrar de carácter reducido o sesiones de trabajo. Por último, había que dar forma a una concepción insólita del hospedaje. Todo esto basado en aspectos cualitativos y no numéricos, e integrada  en su totalidad con las manifestaciones artísticas para definir un nuevo sentido de experimentación en los actos de contemplación.

Hotel

El hotel de la magia.

Para distribuir esta singular programación, Hans Pösinger recurrió a una simple organización espacial. Basándose en la superposición de las seis plantas (dos subterráneas) y en la presencia de un patio interior que articula. Y a su vez toda esta oxigena las distintas áreas funcionales. Este espacio descubierto divide la construcción general en dos cuerpos diferenciados, de cuatro y dos alturas en las que se han dispuesto con naturalidad todas las secciones.

El primero está dominado por las características propias del hotel. Mientras que el segundo asume las actividades más públicas como bodega, con un excelente surtido de vinos y el teatro. Como ya se mencionado, el segundo sótano está ocupado por la exposición museográfica sobre los inicios históricos de la ciudad.

El hotel Teufelhof de Basilea es una propuesta que va más allá de los criterios convencionales, en todos los aspectos. En la combinación de distintas manifestaciones (del campo artístico, del diseño, de la arquitectura e incluso de la propia experiencia vital) se han logrado alcanzar una dimensión insólita y peculiar. Esta experiencia convierte el interior de este edificio en una muestra única dentro de su pluralidad.

La labor de Hans Pösinger ha consistido en la organización de una infraestructura, una distribución lo más precisa posible. Todo esto para adecuar un programa funcional que revela tan amplio como atractivo. Para la apertura del hotel Teufelhof se contó con la presencia de ocho artistas invitados. Su trabajo sirvió para penetrar en un terreno inexplorado de la exposición y la contemplación: compartir el espacio de vida con la obra de arte, sin tener que renunciar por ello a las exigencias de la comodidad.

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